En clave de western
Pasa, sacúdete el polvo y siéntate. Echa un trago, al primero invita la casa. Y no te preocupes, olvida las armas, aquí la pólvora solo arde en las historias.

¡¡Donde reside el paraíso!!
Así rezaban todas las publicaciones: fotos, historias, diarios cuidadosamente publicados… todo cuanto llegaba parecía dejarlo claro: en el oeste estaba el cielo, las tierras fértiles y

The end of the trail
Se detuvo en pie, frente al mar de hierba que el viento ondeaba. Horizonte recto que voces de otro tiempo cantaron. Lanzó el bombín a lo

Sed
—Pasa amigo! Acércate, te veo perdido. El tipo caminaba con la vista disparando a los pies, esforzándose solo de vez en cuando en alzar la vista

Nuevas armas
Siseaba incandescente y, entre el humeante olor a tabaco, se intuían las arrugas marcadas de rostro ancho repeinado, labios exiguos y ojos omnipresentes. —Descubre algo reprobable.

Otras postas
Atusó bigotes entre pulgar e índice, mientras un par de ojos saltones asaltaban aquel lugar. —Abandone, sheriff. No hay nada más que decir; nada que hacer.

Tierras
Podríamos haber dado media vuelta a la primera. Podríamos haber ido a otro lugar. Podríamos haber abandonado a la segunda o la tercera. Pero seguimos. Porque

Sendas
Unos llegan al este, buscando una vida. Otros excavan al oeste, para comprarse otra. Y hay quien sale del camino, hacia lo natural y salvaje, donde

Actitud
No era muy conocido. Los pocos que se tropezaron con él, y siguieron con la costumbre de respirar, juraban que nunca fallaba ni tampoco alardeaba de

La línea
Al bajar del tren se expandió el espacio: del habitáculo del vagón a las paredes de la estación, de estas a la calle de la pequeña