Jordi contreraS

Evoco contextoS

La meseta

«La tierra reseca mostraba grietas tan grandes como nuestras zarpas. Miráramos donde miráramos, todo alrededor era gris y apagado: una inmensa meseta calcinada por el sol abrasador. Si no fuera por el pelaje, tendríamos la piel al rojo vivo.

A fin de que el fino polvo ardiente no nos dañara, vendamos nuestras patas, nos enfundamos en las capas y continuamos. Si nuestros cálculos eran ciertos, más adelante encontraríamos vegetación, sombra y, lo más importante, plantas de raíces y tallos jugosos.

A lo lejos, perdidas en el horizonte, se alzaron altas copas verdes, tan lejanas y deformadas por el calor, que casi parecían residir en otro plano. Por mucho que avanzáramos mantenían su distancia; tanto se ancla allí la esperanza, que acabas pensando que no es real. Y aun así continuamos.

Midiendo los pasos, seguimos a ritmo de hocico seco y resuello marcado, hasta que al fin aparecieron los tallos espartanos de la esparraguera de monte, las carnosas lechetreznas y el gris mortecino del romero blanco, alzándose sobre nuestras cabezas, ofreciendo, al fin, la sombra reparadora frente a la masa verde y frondosa de un amplio lentisco y, más allá, la cornucopia arbolada de tres pinos piñoneros

Thyme. Historias de más allá de Willowroot.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies