Enrocada, entre la humedad y el frescor de la sombra, surge la explosión purpúrea sobre cama verde aserrada del setge blau o flor de viuda.
Se trata de una planta perenne y vivaz de la familia de las Campanulaceae. De base leñosa, crece entre roquedos y taludes húmedos hasta alcanzar alturas de entre 20 y 80cm.
Sus hojas, de un verde intenso, miden hasta 10cm de largo y entre 4 y 7cm de ancho. Son ovaladas, ligeramente rugosas, con los nervios bien marcados y de margen doblemente aserrado.
De junio a noviembre brotan sus flores en inflorescencias terminales de 6 a 12cm, en forma cónica inversa con las flores dispuestas a la misma altura (umbela), con numerosas pequeñas brácteas. Son flores pequeñas, pecioladas, de un tono entre violeta y azulado (en ocasiones blanquecinas), con un cáliz dividido en 5 partes, corola con tubo estrecho, 5 pétalos libres y 5 estambres con filamentos glabros y anteras libres. El estilo sobresale mucho de la flor.
El fruto surge en forma de cápsula de 2×1,8mm con forma de pera invertida con de 3 a 5 ángulos. Las semillas presentan una forma elíptica, son de un tono marrón claro y miden 0,5×0,2mm.
El término Trachelium, proveniente del griego trachelion, es un diminutivo de cuello o nuca y hace referencia al uso tradicional para tratar las afecciones del cuello.
El epíteto latino caeruleum (azul celeste) se refiere al tono entre azul y violáceo de sus flores.
Ya en la Edad media, se observa el uso de la flor de la viuda o alfileres como planta antiiflamatoria, machacando sus hojas y aplicándolas en forma de cataplasma sobre la zona afectada. Pero si existe en la actualidad un uso extendido, es el ornamental. Es una inquilina habitual de jardines, debido a la facilidad de cuidados que presenta. Además, sus flores secas se conservan muy bien.