Entre matorrales y pastizales, desafiando al sol, cientos de lanzas de esparto cambian puntas por plumas.
También conocida como Macrochloa tenacissima, se trata de una planta perenne de la familia de las Poaceae, rizomatosa y muy cespitosa. El esparto presenta numerosos tallos agrupados en macollas, atochas o cepellones que pueden alcanzar el metro ochenta de altura y los 2m de diámetro.
Crece sobre sustratos básicos, en terrenos secos y soleados, cerca de matorrales y pastizales.
Las hojas soportan bien la sequía: son ásperas al tacto, estrechas, flexibles, largas, envueltas sobre si mismas, numerosas y tenaces; presentan una lengua bífida, de color verde oscuro y 1m de longitud y 4mm de ancho. Las hojas jóvenes crecen del centro desplazando a las más viejas que quedan relegadas a la base de la planta.
De marzo a junio surgen sus flores en inflorescencias agrupadas en características espigas de 20 a 50cm de longitud.
El fruto en forma de cariópside, similar al grano del trigo, mantiene pelos y crestas en la fructificación.
El término Stipa proviene del griego stupe (estopa) o stuppein (fibra).
El epíteto tenacissima es un superlativo de tenax que hace referencia a la gran resistencia de las hojas.
El uso tradicional del esparto es el de utilizar sus fibras para trenzar cuerdas con las que hacer: cestas, calzado, soportes, alforjas y un largo etcétera que, no obstante, hoy en día ya no se utiliza tanto, debido a la cantidad de mano de obra que hace falta.
En la actualidad también se valora al esparto por su resistencia y rusticidad, plantándose en jardines con especies de entornos similares, como el romero, donde suele utilizarse para fijar taludes, macizos y rocallas.