Solemos hablar del movimiento en el rol, de la importancia de la improvisación y las guías por las que tendrá que moverse la historia, pero sobretodo del cómo todo puede cambiar y lo poco que, en realidad, importa lo que ocurra, porque lo suyo es saber moverse con lo que venga.
Pero también es importante la preparación previa, que no es lo mismo que escribir la historia de lo que va a pasar. Se trata más bien del marco, de ese entorno que acompañará a los pjs durante sus aventuras. Ese marco que vive y bebe del jugo del juego y la ambientación, eso es lo que habría que prepararse, porque al fin y al cabo uno es un Evocador, y mediante palabras evoca: espacios, paisajes, gentes, colores, olores y texturas que caracterizan el sitio donde se fija el juego.
Se trata de conseguir que los pjs sepan lo que es una expedición polar con el frío hasta los huesos, el cansancio y la dificultad de acarrear con el equipo antes de poner a prueba ese fino hilo que salva el cerebro del abismo de la locura. Lo que es un castillo medieval antes de que alguien decida darle la vuelta a todo con una invocación a Guland.
Queremos ver los grandes bosques, las montañas escarpadas y la verdadera magnitud de la naturaleza salvaje cuando cabalguemos hacia ella tras una peligrosa banda de pistoleros despiadados o, justamente, huyendo de la “justicia” que nos persigue.
Queremos sentir la influencia del Vernego en la isla de Sorgio. O bien saber lo que significa un viaje a tierras desconocidas antes de que cierto grupo de ratones decida explorar mas allá de Los Territorios conocidos… Y si al final no te mueves de una nave en medio del espacio, quizás quieras tener un mapa detallando hasta el último rincón, incluso ese que solo verán aquellos que lo descubren y que preferirían no haber abierto.
Pero se trata de ceñirse a eso: al entorno, al marco, al espacio donde se desarrollarán las líneas de la trama que en principio se fijarán sobre la mesa; luego… luego que venga lo que venga que ahí estaremos para recibirlo y dirigirlo de nuevo como mejor venga a la historia. Y que suene la música, sin preocuparse por dónde andarán las cosas, porque tenemos claro el sitio.
Así que ancha es Castilla, la Antártida, el mundo mas allá de “Los Territorios” o el espacio sideral.
Buena base y buen vuelo: “etendu viajn alajn”, Evocador.