Jordi contreraS

Evoco contextoS

Mismas partidas, distintas llegadas.

Cuando la historia la cuenta uno, la pantalla o las páginas de un libro, podemos recorrerla varias veces, sacarle distintas interpretaciones o pillar cosas que se nos habían pasado por alto. Pero en última instancia estaremos ante lo mismo.

Cuando la historia viene escrita solo en parte y el resto lo hacemos entre varios… puede pasar cualquier cosa.

Si la partida es sandbox: ni siquiera en inicio sabemos hacia adonde irá. Podemos empezar trasteando los polvorientos archivos de un pueblo pesquero y acabar siendo testigos de la fiesta de bienvenida de un primigenio. Podemos ganar una nave en una timba y acabar cambiando el destino de la galaxia. Puede que nos animemos a abrir nuestra empresa de diligencias y acabemos en primera línea de frente contra el caballo de hierro. Puede que debamos llevar cierto paquete a la Frontera de olor o reparar un sencillo puente al lado de casa y acabemos formando parte, sin saberlo, de una batalla campal a gran escala. Por poder, puede que debamos hacernos cargo de reflotar un feudo cerca de las Tierras de nadie y acabemos despertando cierta hambre oculta entre los gigantes del trueno y la roca.

Si la partida es dirigida, de pasillo estrecho y sin ventanas, siquiera para mirar a los lados, recordaremos las actuaciones, lo que dijo tal o cual personaje o bien hasta dónde conseguimos llegar; esperando que a la próxima se nos dé mejor.

Y si la partida está entre pinto y valdemoro, ni chicha ni limoná o ni tanto ni tan calvo… entonces puede que salga parecido, que las decisiones sean incluso las mismas, pero jamás lo será el resultado. Esa holgura que hay a la hora de escoger y decidir, los jugadores tienden a aprovecharla con creces de forma natural, hasta el punto de que lo que fue una vez, raro es que se repita.

Pero si alguna vez te pasara, si vieras que te hacen un remake de esos que aportan menos que guindillas a una sopa de tabasco, entonces dale ese toque extra de gracia que supone mandar una parte del muro al carajo y dejar que entre algo de viento fresco. Si los dados solo sirven para hacer ruido detrás de las pantallas, el texto de una partida viene de perlas para pillar la idea, pero al final será cosa nuestra ver por dónde nos lleva.

De todas formas, normalmente, verás que la peli suele ser nueva y que, en caso de remake, siempre aparece ese je ne se quoi que yo que sé, que deja sobre la mesa una historia en la que ni la sesión es la misma ni lo es el grupo.

Así que haz la prueba, Evocador. Rebusca por ahí y prueba a echar un par de veces la misma partida con otra gente o siéntate en mesa con los mismos y cambia un poco la partida a ver qué pasa. Seguro que el resultado siempre es interesante.

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