Jordi contreraS

Evoco contextoS

Las flores del pino

En primavera,

en púrpura y amarillo,

brota la vida del pino.

Los pinos son plantas gimnospermas. Es decir, que sus semillas no se generan en un entorno cerrado sino que se encuentran en contacto directo con el exterior, resguadadas por las duras y resistentes escamas de las piñas. Lo contrario, las angiospermas, responde a aquellas semillas que se generan en el interior de un fruto cerrado.

Son también plantas monoicas: cada ejemplar contiene flores masculinas y flores femeninas, separadas unas de otras en el mismo árbol.

Las flores masculinas se agrupan en inflorescencias en las terminaciones de la mayoría de las ramas. Tienen forma de conos amarillentos que oscurecen con el paso del tiempo y son las encargadas de generar el polen.

Las inflorescencias femeninas tienen forma de pequeñas piñas de color púrpura; siendo las flores cada una de las pequeñas escamas que la forman y al final de la cual se encuentran los ovarios donde deberán generarse los piñones. Surgen en primavera, en las ramas más jóvenes y altas, por lo que es más fácil observarlas en los ejemplares más jóvenes, de menor tamaño.

La polinización tiene lugar, como planta anemófila que es, mediante el efecto del viento.

Si alguna vez has caminado entre pinos en época de floración es posible que hayas visto la explosión de polen al empujar o chocar con alguna de las ramas. Es ese polen en suspensión el que recoge el viento y conduce hasta las pequeñas piñas púrpuras que crecerán a fin de proteger con sus escudos leñosos los piñones que ofrecerán el inicio a un nuevo ejemplar.

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