Bien cerca del suelo se extienden, entre el verde apagado de sus hojas, los destellos anaranjados o azules de las murajes o herba sabonera.
Se trata de una planta anual de la familia de las myrsinaceae, glabra, cuyos tallos de sección cuadrangular alcanzan de entre 5 a 20cm. Principalmente crece en campos de cultivos, pastizales despejados y alterados.
Sus hojas son opuestas glandulosas, de ovadas a lanceoladas, no pecioladas, con el margen escarioso y agudas en el ápice. Las superiores son más estrechas que las inferiores.
Las flores, de 6 a 10mm de diámetro, son pentámeras (de 5 piezas) con largo pedúnculo y crecen solitarias o a pares. Existen dos variedades principales: la arvensis de corola rojiza o azul, con lóbulos enteros y densamente ciliados, glandulosos en los bordes, con pedúnculo floral a menudo mayor que la hoja adyacente; y la subespecie caerulea de corola azul, lóbulos irregulares, denticulados y poco glandulosos en los bordes. Con un pedúnculo menor o igual que la hoja.
Su fruto es una cápsula globosa de 3mm de diámetro, se abre por una tapa que lleva el estilo y deja salir entre 6 y 45 semillas papilosas.
El término Anagallis proviene del griego (deleitarse de nuevo) y parece hacer referencia a la sensación que da verla abrirse cada día al salir el sol, algo más que comprensible teniendo en cuenta la intensidad de color de sus pequeñas flores, especialmente las azules.
El epíteto arvensis proviene del latín y hace referencia a un origen ruderal, de campo; asociado a las plantas que suelen crecer en campos cultivados.
Las murajes tienen propiedades sudoríficas, antitusígenas, expectorantes, vulnerarias, diuréticas, colagogas, antifúngicas, antivirales, purgantes y desintoxicantes.
