Al cruzarnos con el bàbol o mastuerzo bastardo, nos encontramos con tallos verdes ramificados que llegan al medio metro de altura, copas blancas frondosas que se extienden en sus cimas, desafiando al suelo.
Se trata de una planta perenne de la familia de las crucíferas que parte de tallos subterráneos, más o menos paralelos a la superficie, de los cuales surgen los tallos aéreos que albergan las hojas y sus características agrupaciones florales.
Crece bien con humedad, en campos de cultivo y herbazales nitrófilos diversos.
Sus hojas son de un tono verde claro, alternas, dentadas, enteras con forma de huevo invertida (obovadas) y el margen dentado. Las basales son caducas y las superiores (caulinares) carecen de pedúnculo y abrazan el tallo en su base, además presentan un nervio central muy desarrollado.
De marzo a junio brotan sus flores en inflorescencias de flores pedunculadas que pese a nacer a diferentes alturas llegan a niveles similares (corimbosas); son blancas, de simetría radiada, hermafroditas de 4 sépalos caducos el doble de largos que los pétalos, erectos, carente de pelos (glabros), con el margen blanco y el limbo verde. El conjunto de pétalos, o corola, mide de 5 a 6mm y tiene 4 pétalos blancos redondeados.
Su fruto en forma de fruto seco está formado por dos carpelos soldados por un falso tabique hialino similar en longitud y anchura, también llamada silícula. Es redondeado, más ancho en la base, contiene una semilla por hueco (lóculo) y remata en un corto estilete.
El término Cardaria proviene del griego kardia y hace referencia al corazón.
El epíteto draba significa acre y era utilizado por Dioscórides para describir el sabor de ciertas plantas crucíferas.
El bàbol puede consumirse como verdura, siempre y cuando se atienda a su toxicidad. Es refrescante y diurético y sus semillas tienen un fuerte sabor picante que puede llegar a sustituir a la pimienta.