Al abrigo del sol, se alzan las costillas grisáceas salpicadas en verde y el intenso rojo esférico del aladern o aladierno.
Se trata de un arbusto o pequeño árbol de la familia de las Rhamnaceae: perenne, dioico, de follaje poco denso y un tamaño variable que oscila desde los 20cm hasta los 3m por estas tierras, pudiendo llegar a los 8m en otras zonas.
Su ramas pueden presentar un tono rojizo en la juventud, gris en el periodo adulto y oscuro y resquebrajado, similar a la corteza de la carrasca, en los ejemplares más grandes y ancianos.
Aguanta muy bien la sequía. Crece en todo tipo de terrenos, calizos o silíceos; en coscojares, pinares, matorrales y roquedos; en zonas con cierta humedad y sombra.
Sus hojas son perennes, coriáceas, ovaladas, de entre 2 y 6cm, comúnmente dentadas, de aspecto similar a las de la carrasca, aunque con las espinas blandas.
Entre febrero y abril lanza sus flores en cortos racimos densos; son olorosas, pequeñas y de un color verdoso amarillento. Las femeninas presentan 3 estilos.
En verano salen los frutos de 5mm de diámetro: son bayas redondeadas con 2 o 3 surcos poco marcados, lampiños y carnosos, de un tono rojizo en inicio que ennegrece al madurar. Cada baya tiene de 2 a 4 semillas.
El término Rhamnus deriva del nombre general de los pequeños arbustos de aspecto espinoso de esta familia, como es el caso del espino negro o Rhamnus lycioides.
El epíteto alaternus hace referencia al concepto “arbusto incierto”.
Sus frutos presentan propiedades medicinales, pueden usarse como laxante, aunque deben tomarse con precaución. También parece estar indicado como astringente.
Su madera, aunque desprende un olor desagradable, se ha utilizado para tornería, ebanistería y la confección de pequeños útiles. También se utilizaba para hacer el carbón con que confeccionar pólvora.
Además de un uso ornamental, debido a su resistencia y al marcado contraste del rojo vivo de sus bayas; son esos mismos frutos, que ofrece a principios de verano, los que sirven de alimento a las distintas aves de la zona.