Erizada en verde, la aliaga morisca o Tojo extiende sus púas junto al romero y el tomillo, como su tocaya de cuerpo más liviano, y llena sus espinas de ese amarillo solar que es, en estos lares, el color del invierno.
Se trata de una mata perenne de la família de las fabáceas, muy espinosa y ramificada. Aunque puede alcanzar los 2m, por estas tierras raramente llega a tal altura. Sus ramas son erguidas o ascendentes y de sus axilas salen brotes secundarios.
Planta termófita, tiende a ser dominante en zonas donde ha habido incendios; lo cual, junto a su capacidad para fijar nitrógeno al suelo (debido a sus bacterias simbiontes) la convierte en una candidata perfecta para recuperar suelos degradados.
Se parece mucho a su tocaya aliaga (Genista Scorpius), pero es más frondosa y punzante.
Las hojas son reemplazadas por espinas de hasta 3cm, con las que hace la fotosíntesis, con aspecto de escama triangular verde o parduzca; las de las plantas adultas son simples, muy reducidas y poco evidentes; las de las plantas jóvenes son tripartitas.
Florece de octubre a mayo. Sus flores aparecen en solitario o en grupos de 2 o más sobre las espinas. Son flores papilionadas (con forma de mariposa) amarillas con la corola tan larga como el cáliz o un poco mayor.
Su fruto tiene forma de legumbre, cubierto de vello, tan largo como el cáliz y de 1-2 semillas redondeadas de 2 a 3 mm.
El término Ulex proviene del griego ule con el que los romanos designaban a un arbusto espinoso similar al brezo.
El epíteto latino parviflorus hace referencia a las pequeñas flores de la planta.
Tiene propiedades analgésicas, antiinflamatorias, cardiotónicas y expectorantes.
Con sus flores se confecciona una tintura amarilla para teñir lana y lino.
Debido a sus características se utiliza para la restauración de terrenos alterados y para contrarrestar la erosión.