Hasta aquí
-¿Pero qué dices? Dispara en labio arrugado, boca seca y encía a la vista. -Que no tenemos otra… yo lo tengo claro, ¿y tú? Escupe la voz más alta de lo normal; con el agudo de quien se planta ante la tormenta, pero no deja de temerla. Siente áspera la corteza en la espalda. Busca […]