Horacio Espina
Notaba el peso de su navaja oculta entre las ropas. Caminaba cojitranco, con el baile cadavérico de quien hace tiempo que traspasó el último umbral. Le ardían los labios. Notaba punzadas en los pies, despegar legamoso en sus pulmones y una costra de polvo seco en el paladar. —¿Y bien?, ¿te viene algo a la […]