El vigía
Llevaba días en aquella minúscula torre; curtiéndose, decía el capitán: nunca mejor dicho a juzgar por el viento seco y el sol implacable. Abandonaba su puesto solo para comer y dormir. Aunque a veces conseguía escaparse para echar una mano a las cartas; siempre y cuando no hubiera ningún oficial cerca. Las horas pasaban como […]