Pan comido
—¡Solo tenéis que acercaros! Seca y grave, resonaba el recuerdo de la voz del sheriff en su cabeza. —¡Está solo y gravemente herido; no le quedan salidas ni fuerzas! ¡Así que solo nos queda darle caza! ¡No tiene escapatoria! Hablaba de pie en el porche, a voz fuerte y garganta enrojecida. —¡No quiero riesgos! Disparad […]