A primera vista, la ruda bravía son tallos leñosos que sobresalen entre las pequeñas hojas verdegrisáceas, alzando sus peculiares flores de extraña composición amarilla unida a un oscuro disco central.
Se trata de una hierba perenne de la familia de las rutaceae que puede llegar a los 70cm de altura, leñosa en la base, de un característico verde pálido y un fuerte y penetrante olor.
Crece en los bordes de los caminos, matorrales pedregosos, secos y soleados y también en repisas y fisuras en la roca caliza de las solanas.
Sus hojas son alternas, glanduladas (más visibles por el haz) con peciolo muy corto, bi o trifoliadas con foliolos lanceolados o espatulados. Las hojas basales son más grandes y pinnatisectas; las superiores, más pequeñas, son palmatisectas y subdentadas.
De abril a julio surgen sus flores amarillas con 4 sépalos y 4 pétalos libres, combados y ciliados adjuntos a un cáliz globoso, triangular ovalado, agrupadas en inflorescencias terminales.
Su fruto se presenta en cápsula ovoide, persistente, de textura rugosa con papilas pardo-negruzcas
El término latino Ruta significa ruda. El epíteto angustifolia, expone la característica “hoja estrecha” de la planta.
A la hora de hablar de sus usos, hay que tener en cuenta la constante dualidad de esta planta: y es que esta planta de múltiples beneficios es a su vez tóxica, por lo que su uso sin conocimiento… acaba en envenenamiento.
La relación de esta planta con el ser humano ha tenido claroscuros. Por un lado se la ha demonizado por su capacidad abortiva y relegado al ámbito de los malos espíritus y las brujas, al cual poder acudir cuando fuera necesario y desentenderse una vez pasado el trance. Pero es esa misma relación con el ámbito femenino junto a su capacidad para favorecer la menstruación y aliviar los dolores abdominales lo que hace que la, llamada hierba de las brujas, se vea con otros ojos y como reza el refrán de la también llamada hierba de las mujeres: “si las mujeres conocieran las propiedades de la ruda irían a buscarla a la luna”.
El doble filo de esta planta se plasma en todo. Por poner un ejemplo, tradicionalmente en Aragón se hacía la señal de la cruz con el aceite de ruda para ahuyentar a los malos espíritus a la vez que se decía: “con aceite de ruda no encontrarás mala bruja”.
Pero sus usos van más allá. Dicen de su olor que espanta a los mosquitos. Se utiliza para acabar con los piojos, tratar la caída del cabello y, junto a otras plantas, para elaborar el incienso. Además su aplicación en aceite es antiparasitaria, rubefaciente y fotosensibilizante; tapona heridas y sirve para tratar el reuma y la artritis.
Así pues es planta ligada en muchos niveles al ser humano y, como todas las demás, al lugar en el que crece y donde debe seguir haciéndolo, evitando hacer del uso abuso, y de cuyos beneficios se aprovechan incluso algunos animales, como gatos y perros, que se frotan con ellas para espantar parásitos.