Sobre un mar de verdes blanquecinos se alzan vibrantes, entre dorados y púrpuras, los soles de primavera de la herba dolça o cosconilla.
Se trata de una planta anual o bienal de la familia Asteraceae cuyos tallos crecen erectos e intrincados. En márgenes de campos y caminos, zonas alteradas y bancales, se alzan hasta alcanzar los 30cm por estos lares.
Sus hojas basales, presentes ya en el primer año de vida, surgen dentadas y lobuladas, en forma de roseta, verdes grisáceas con finas pústulas blanquecinas. Las caulinares son alternas, dentadas, pinnapartidas, papilosas, dispersas y con pedúnculos ligeramente clavados.
De marzo a mayo brotan sus flores solitarias que, expuestas en los extremos de los tallos, se abren al sol. Los pétalos son de un intenso amarillo dorado con los extremos quebrados y una base púrpura que se distingue perfectamente en el centro. El mismo tono purpúreo aunque más claro puede verse en el dorso de la flor.
Sus frutos, en forma de aquenios, presentan 4 costillas tuberculadas y un vileno ligero que se desprende con facilidad.
El término Reichardia hace referencia al botánico, micólogo y experto en otras disciplinas: Johann Jakob Reichard.
El epíteto tingitana proviene del latín, refiriéndose a Tánger, antigua Tingis, en Marruecos.
La Reichardia tingitana, herba dolça, cosconilla o lechuguilla dulce, además de enraizar en lugares alterados y fronteras áridas donde otras plantas no encuentran lugar, se han utilizado como alimento, comiendo sus hojas en otoño e invierno (antes de que surjan las flores) crudas en ensalada o hervidas.