La última vez nos despedimos con una copa y con otra volvemos a vernos.
No sé si habrás tirado dados, si has forjado historias o formado parte de ellas, pero lo que está claro es que, si estuviste en mesa, las has vivido.
Si no, si has tenido un periodo alejado, seguro que una de estas copas entona el cuerpo con recuerdos que ganan con los años.
Y es que con esto del rol no hace falta nada para jugar o llevar una partida, porque el objetivo no es otro que pasar el rato.
Pero si miro atrás, no puedo evitar ver que la práctica golpea el acero y, al final, siempre acaba surgiendo el filo.
Si algo aprendemos los Evocadores es, además de generar el ambiente necesario para jugar, sencillamente a hacer preguntas: el principal motor de un juego en que son los integrantes quienes deciden con sus acciones lo que pasa.
Al final, con la constancia que ofrece toda actividad lúdica, aprendemos a cargar las decisiones de los jugadores a fin de armar la historia que tiene como objetivo el entretenimiento. Porque todo es más bueno e interesante si, al acabar, hemos pasado un buen rato.
Así pues, venga ese trago y la buena temporada que nos han de ofrecer los dados.
Que, al finalizar, nos quede una buena e interesante partida.