Jordi contreraS

Evoco contextoS

Menhires

Siempre hay rincones. Por mucho que creo conocer un lugar, siempre hay algo nuevo por descubrir; todo depende de saber buscar: entrar en el Bosque sin expectativas ni itinerarios, simplemente con ganas de observar.

Esa es mi parte, la otra la pone el medio.

La naturaleza se mueve, se extiende y contrae: muta de color, resiste y, cuando llega el momento adecuado, se exhibe y fructifica. Y en todo ese vaivén, el entorno cambia.

Unas veces la transformación sigue el orden de lo que arraigó; otras se trata de una recuperación, una colonización del espacio perdido con los brotes verdes de nuevos seres.

Quizás el lugar fuera una finca que quedó abandonada. Los muros, horadados y semiderruidos, apenas asoman entre la maraña de la maquia y pocas pistas quedan de lo que estuvo allí, salvo la copa recta y apuntada de un ciprés: lo único que resistió el avance de la naturaleza porque siempre ha pertenecido a ella. Y es ahora, al volver a su mundo, cuando se yergue alto y monumental, como un menhir erigido en otra época, venerado ahora en esta.

Y esto se muestra así, hoy, desde esta perspectiva. Mañana, cuando la ruta discurra por otros cauces, brotarán otros rincones, otros paisajes, otras historias.

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