Hoy voy a hablarte de algo mundano. No toca inmersión ni historia, sino ver lo que hay sobre la mesa y recordar la experiencia.
La situación es sencilla. A todos nos anima cuando rascamos esos bonificadores y vamos aumentando la probabilidad, hasta convertir en imaginable lo imposible.
Eso en los juegos, como el Hom-maC, donde hay un par de dados y absolutamente todo se mueve con esos engranajes.
Pero hay otros que cuando llega ese momento de sumar, lo hacen con una verdadera lluvia de dados.
En algunos ocurre en el momento de calcular el daño. Otros, ofrecen la oportunidad con cualquier tirada; donde, de aquí y de allá, sacamos un dado más y otro y otro, hasta conseguir una cornucopia de azar.
Ahí está el Mundo de Tinieblas con sus tropocientos dados. Y, cómo no, ese Mouse Guard, del que siempre acabo sacando algo más, y en el que jugando rasgos, gastando puntos y recibiendo ayuda de los otros Guardianes, llenamos la mesa de repiqueteo multitudinario, esperando ver esos éxitos frente a nuestros ojos.
A ver, uno no es de mucha quincalla; prefiero lo temático, ya sabes. Pero el caso es que tener las manos a rebosar de poliedros, invoca una sonrisa en todo de rolero.
Y después viene lo siguiente.
Cuando tiras todos los dados de diez, habidos y por haber en las tinieblas, y sacas un plantel de unos, mandando todo al carajo, desastrosmente a lo grande, con la complicidad de la estadística.
O bien cuando, pese a rascar más dados para nuestro Guardián, el fallo nos baja la Naturaleza y ata a todos los que nos han ayudado, a las mismas consecuencias que estoicamente aguantamos nosotros.
Pero al final vale la pena. Y, aunque nos lo pensemos más, a la siguiente que tenemos oportunidad nos lanzamos con brillo de urraca a acumular el potencial; aunque salgan más unos que con Atila; aunque tengamos que pedir de nuevo a los otros que vuelvan a arriesgarse, porque al fin y al cabo los Guardianes siempre están ahí y hace mucho que aprendieron a transmutar el miedo en el vértigo fresco de la aventura.
Querido Evocador, la próxima vez ponte de jugador y disfruta de una buena lluvia de dados.