Empecé el herbario para enseñar a mi hija las plantas de nuestro monte y de paso a aprenderlas yo, porque nada más iniciar el blog me di cuenta que no tenía ni idea (y aún ando en esas).
Con aproximadamente medio año de andanza, me doy cuenta de lo que cambia un monte cuando empiezas a conocerlo. Cuando el verde pasa a tener nombre y, más allá de usos y propiedades medicinales, el paisaje natural tiene su propia historia, su forma de afrontar los retos que el entorno le expone y cada una de las estrategias que, al llevarlas a cabo, acaban conformando las peculiaridades de cada especimen.
El hecho de conocer, conlleva comprender la lógica de adaptación a un medio y el diálogo que el mismo entorno y los especímenes que lo habitan acaban llevando. Pues llegado a un determinado momento, cuando todo arraiga, la influencia (que no determinación) va tanto en un sentido, como en otro.