Firmes las caras. Centran las miradas. Descansan las manos sobre polvo de grafito y papel. Ante el silencio ondea sobre la mesa, cierto aire de complicidad.
Se extingue el cielo, el mar y la tierra; agua, animales y plantas. Todo se emborrona, se diluye y esfuma. Y con ello la luz desaparece; el mundo entero se va.
Tan solo queda oscuridad: espacio seco: nada extrema sin ecos, imágenes ni recuerdos. Nada cuanto fue tiene cabida. Nada cuanto pasó en verdad ha ocurrido.
Y con ese hilo de ausencia se genera la trama de un lienzo en negro absoluto sobre el que poder crear.
EntonceS
Llegan aromas etéreos de tormenta. Refulge un destello, un mero punto de luz. Truena bronco rodar de aristas y tras ello: imágenes, olores, texturas y sonidos de un nuevo mundo que se empieza a soñar.
Porque cuando todo acaba, no queda sino empezar.
Feliz inmersión, Evocador y compañía. Que rueden fuertes los dados.