Jordi contreraS

Evoco contextoS

Descanso, recuerdos e introspección.

Cuando acaba la guerra, tras la intensidad de una campaña que ha ido in crescendo hasta que solo quedaba jugarse todo a una carta, no queda sino replegar velas y volver a puerto, regresar al hogar, contemplar la campiña verde tras el infierno y poder tener un rato sin hacer guardias, estar continuamente atento ni empujar el ánimo un poco más, hasta cruzar el siguiente umbral.

Llega el momento de descanso, buenos recuerdos y restrospección.

Hay juegos que se detienen en este paso casi por inercia: para calcular el botín, para celebrar que aún se está cuerdo o quizás por el mero hecho de saber que uno ha sobrevivido y recordar junto a quien y cómo ha pasado.

Otros juegos incorporan este momento en su sistema de alguna u otra manera. Los caballeros del Pendragon regresan a sus tierras para hacerse cargo de ellas. En el Hom-maC ese periodo de reflexión es todo un lujo que, una vez ha empezado lo bueno o lo malo, según se mire, habría que atesorar. Es un tiempo valioso porque se forman los círculos, porque permite respirar y porque quizás a la siguiente ya no se veán los mismos o no querrán o no podrán verse.

Pero si un juego incorpora ese tiempo de reflexión en su sistema ese es el MouseGuard y no solo en esa fase final de cada partida llamada Turno del Jugador, donde todo el grupo decide las recompensas de sus integrantes; sino de ese final de campaña que reserva para el invierno una última jornada en la que poder despedirse de los que nos han dejado y hacer que los jugadores recuerden lo vivido por sus personajes, representen al de otro jugador dando voz a sus vivencias y sean valorados por el Evocador, o GameMaster, de forma que suban habilidades ya existentes, se aprendan nuevas y cambien, se eliminen o aparezcan nuevos rasgos de personaje. Todo siempre interactuando con el grupo entero, charlando y valorando cómo han visto al resto en una de las jornadas de reflexión, en mi opinión, mejor llevadas al mundo de los dados que he visto hasta ahora; todo depende de cómo lo incorpores a esa historia que habéis construido. Ahí queda a tu disposición, por si quieres echarle un ojo. Porque no deja de sorprenderme cómo, de mano de estos ratones, ya he visto más de una que ya la quisieran para sí algunos homínidos.

Así que no te cortes y, sea por las reglas, interpretacioń, temática o simplemente por dejar un tiempo para recuerdo e introspección, aprovecha lo hablado y que la historia fluya con fuerza. Y si la cosa va bien, deja algún premio a cambio; porque si esta hoguera que toma forma sobre la mesa se alimenta de algo es sin duda de ganas y no solo no amarga un dulce, sino que bien suministrado puede aumentar el oxígeno que da vidilla al asunto.

Buen finde y buena charla, Evocador; sea junto al fuego en un refugio o al calor de un buen caldo en una taberna.

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