Verás…
En el momento en que pases las hojas de ese catálogo y te des cuenta de que en realidad no necesitas nada; de que lo único que realmente quieres es el sabor de un dulce, el sonido de un instrumento o esa otra excentricidad del este que, a buen seguro, te ofrecerá mil veces más de lo que lo hacía antes; justo en ese momento en que comprendes que lo tienes todo y que aquello que no tienes puedes hacerlo; justo entonces…
Te habrás convertido en un colono.