Jordi contreraS

Evoco contextoS

Aficiones

Comienzo este diario para llevar un seguimiento de los cambios que recientemente he asumido. Considero útil disponer de esta información para futuras consultas y para poder comprender la situación, derive hacia donde derive.

Todo empezó cuando el pasado 10 de noviembre el señor Tomás recibió una llamada de su hijo avisándole de que había conseguido vender el piso que tenía en la calle de las Mesas. Este mismo fin de semana su hijo, Fermín, ha venido a la residencia para indicarle cómo se han llevado a cabo los trámites y cómo, de acuerdo a los designios del señor Tomás, se han vendido y/o cedido los enseres de la vivienda. De todo cuanto hubiera en su piso, su hijo ha traído tan solo un extracto bancario con el dinero ingresado en cuenta y un paquete envuelto en papel de estraza que, al parecer, había sido incapaz de vender.

Esta misma tarde se ha  pasado el señor Tomás por mi despacho. Tenía la cara más iluminada que de costumbre, como cuando se saborea algún plato de la infancia o se ve esa película clave en la televisión… Al entrar, ha dejado en mi mesa un libro y un puñado de dados de formas varias. Al parecer se trataba de un juego de rol: una especie de juego de mesa en el que los jugadores interpretan un personaje dentro del marco que describe el jugador que hace de Narrador, Máster, Director de juego o Evocador en este caso. Estaba seriamente castigado por el uso; ya que, tal como ha explicado el señor Tomás, había pasado junto a él toda su juventud y en algún momento decidió aparcarlo.

El caso es que ha decidido retomarlo ahora que está aquí y tiene tiempo… Pese a que es más que probable que no encuentre a nadie con quien jugar (por lo poco común del pasatiempo), no encuentro ningún motivo para negarme y si le sirve para distraerse, poco mal puede hacernos; así que le he dado el visto bueno y he decidido comenzar este diario donde registrar todo lo que ocurra.

NOTA: El grupo de amistades del señor Tomás es de lo más variado: desde la señora Hortensia, que fue catedrática de la facultad de Filosofía, hasta el señor Julio, que disfrutaba pintando cuadros, pasando por Don Mateo, que nunca le hemos visto haciendo nada, pero siempre está rodeado de gente. Como digo, personas de lo más variopintas que poco o nada tienen que ver.

Miércoles 16 de noviembre 
Han pasado 4 días y no he tenido noticia del juego. Don Tomás aparece menos por las zonas comunes y pasa más tiempo en su habitación, así como en el banco que hay tras la arboleda, en la zona de la fuente de piedra, donde nadie suele acudir. He dado aviso para que estén atentos por si se encuentra mal o necesita algo, pero sencillamente pasa tiempo con su libro, un lápiz y un bloc de notas. Debo admitir que me preocupa un poco su cambio de proceder; el señor Tomás siempre ha sido un hombre serio, instruido, de lecturas más bien sesudas; y este cambio tan repentino por un entorno lúdico me hace temer por algún tipo de dolencia a determinar.

Jueves 17 de noviembre 
Pese a mi recelo, lo cierto es que las veces en que hemos entablado conversación con el señor Tomás, sigue con las mismas conversaciones y el tono cabal que siempre le ha caracterizado; eso sí, continúa yendo a todas partes con su libro y su bloc de notas.

Lunes 21 de noviembre
Han pasado los días sin mayor novedad. Aunque confieso que en más de una ocasión he tenido ganas de echar un vistazo a las notas, no ha habido ningún indicio que justificara tal invasión de la intimidad.

Miércoles 23 de noviembre
González me ha avisado de que por la mañana, después de la hora del zumo, el señor Tomás se ha reunido con sus habituales en la mesa que está junto al emparrado. Ha sacado el juego y los dados y andaba explicando a sus amistades de qué iba aquello y recibiendo caras más que frías y ciertas sonrisillas incrédulas en los labios. Me apena que esto no vaya adelante, parecía ilusionarle mucho, pero todo apunta a que se verá resignado a guardar el libro en la estantería de su habitación.

Jueves 24 de noviembre
Esta mañana ha venido el señor Tomás a mi despacho a pedirme, con mucha determinación, una goma de borrar, unos lápices y que le imprimiera unas hojas de personaje para poder jugar a su juego; no me ha parecido mal dejarle seguir si así lo desea, aunque todo indica que esto no va a funcionar.

Viernes 25 de noviembre 
Después del zumo, han vuelto a reunirse en la mesa del emparrado; esta vez Tomás llevaba las hojas impresas, el libro, los lápices, la goma y los dados. Y estaban todos con caras no demasiado entusiastas. González dice que el señor Tomás ha cambiado turnos del mando del televisor y zumos para que estuvieran allí y probaran el juego.

Decidí acercarme a ver qué tal iba la cosa. La gente tomó los papeles con más compromiso que ganas y comenzó a garabatear algunos datos iniciales, tras lo cual les dejé para que todo siguiera su curso. No obstante, cuando González ha ido a llevarles la merienda, observó  que estaban rellenando la ocupación del personaje y el señor Tomás les había preguntado que a qué se dedicaban en el pasado, fuera por trabajo o por interés personal; así que surgieron sobre la mesa catedráticos, pintores, poetas, tertulianos de bar, cocineros, futbolistas, contables, alpinistas y hasta un piloto de aladelta. Han pasado una tarde agradable rellenando las hojas entre risas, recuerdos y bromas.

Sábado 26 de noviembre 
El señor Tomás y compañía han llegado antes de lo acostumbrado a por el zumo, y han marchado directos a la mesa del emparrado. Han retocado lo que les quedaba en las hojas y comenzado a jugar. Resultó extraño verlos ahí con el señor Tomás hablando y todos atentos a lo que dice; pero más extraño aún fue cuando este comenzó a preguntarles qué hacer y, tras un silencio y varios intentos infructuosos de arrancar, el peso de la narración se repartió entre todos los participantes. Cuando González les acercó la merienda, apenas se giraron para agradecerle el detalle y continuaron a lo suyo.

Lunes 28 de noviembre 
Las partidas continúan y el grupo de la mesa del emparrado parece más unido que antes, de alguna forma más activo; bromean más a menudo e interactúan en grupo de una forma más fluida, haciendo a menudo bromas privadas que antes apenas se daban.

Miércoles 30 de noviembre
El grupo del emparrado ha dejado de acudir a otro tipo de actividades menos activas y buscan más momentos en los que quedar.

Viernes 2 de diciembre 
Esta mañana hemos oído voces en el emparrado. González ha acudido al instante y ha visto al señor Isidro, hipertenso de medalla, arremangado, con el pie sobre una silla, un puñado de dados en la mano en alto y gritando (cito textualmente a González) a vena latida “¡Pascual, una pastilla de las de debajo de la lengua!!!! ¡Se van a cagar!!!!”. Acto seguido tiró los dados y, según contó un grupo de visitantes, se escuchaba desde fuera de la residencia el grito encanado de “¡Crítico!!!! ¡¡Crítico!!! ¡¡Jodeos cabrones!!!!”…

Tras hablarlo detenidamente hemos decidido mover al grupo a la zona de la fuente, aunque seguimos refiriéndonos a ellos como el grupo de la mesa del emparrado.

Martes 6 de diciembre 
En los últimos días, el juego ha continuado y la gente, lejos de aburrirse, sigue con ganas, esperando la partida del día siguiente.

Le he pedido a González que se haga cargo de ellos y acuda dos o tres veces para asegurarse de que todo está en orden…

Viernes 9 de diciembre 
González se ha unido a las partidas; en principio solo para poder estar cerca, pero la verdad es que disfruta como cualquier otro. He estado a punto de suspender las sesiones, pero me he dado cuenta de que el grupo entero va a por su merienda y recoge todo al terminar, así que he dejado que continuara.

Domingo 11 de diciembre 
He perdido a González como informador, lleva a cabo sus otras tareas escrupulosamente, pero en el momento de llegar al grupo del emparrado, sencillamente pierdo todo contacto con él.

Martes 13 de diciembre 
El grupo entero ha venido a mi despacho y han dejado sobre mi mesa unas propuestas de ocio para realizar en lugar de las actividades comunes. Viendo que la cosa pasaba a mayores decidí firmemente la cancelación del experimento, pero González insistió en que observara las propuestas y lo cierto es que eran una buena opción, bien trabajada. Así que he decidido ceder y darles carta blanca de modo que gestionen su propio tiempo libre como grupo, de la forma que mejor les parezca.

Lunes 19 de diciembre 
Se ha extendido la idea de la autogestión a gran parte de la residencia, hasta el punto de que una parte importante de la actividad diaria es la preparación, programación y gestión de su propio tiempo de una forma que me ha sorprendido desde el primer momento y he llegado a replantearme una serie de aspectos clave que enumeraré en un futuro informe.

A día de hoy, espero firmemente que esto siga adelante y tengo bien claro que si algún día faltan o se pierden, seré yo quien vaya a comprar más dados.

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