Al acercanos al jaguarzo morisco, si no ha izado aún sus banderas blancas de centro amarillo, llama la atención el verde intenso y brillante de sus hojas rugosas y pilosas, que contrastan con las líneas rectas verde-grisáceas de tomillos, espinos, enebros y romeros.
El jaguarzo morisco o estepa borrera es un arbusto de la familia de las cistáceas muy ramificado que puede alcanzar el metro de altura, aromático, de color verde intenso, de corteza oscura y muy abundante por estas tierras.
Crece en suelos arcillosos o arenosos que mantengan una cierta humedad, formando parte de matorrales con jaras y tomillos.
Entre marzo y junio genera sus flores, hermafroditas, de 40-60mm de diámetro en grupos de 2 a 10 formando cimas. Tiene 5 sépalos, dos extremos algo mayores; estilo muy corto. Los pétalos, de 14-20×12-16mm, son de color blanco con una mancha amarilla en la base.
Sus hojas, de 10 a 30mm de anchura, son ovaladas, obtusas, provistas con un nervio central, pecioladas, a menudo con un margen ligeramente ondulado, cubiertas de densos pelos estrellados en el haz y subfascículos en el envés, de forma similar a las hojas de la salvia.
Su fruto de 5-7mm en forma de cápsula oscura, algo pelosa en la parte apical, presenta 5 valvas. Dentro están sus semillas reticuladas de 1mm.
El término Cistus viene del griego kisthós y se utiliza para designar las plantas del género cistus. Algunos autores lo identifican con el vocablo griego kisté (caja o cesta), posiblemente en referencia a sus frutos y la forma en que se abren para expulsar las semillas.
El epíteto salviifolius proviene del latín y significa que tiene hojas como el género salvia, dada la similitud de estas.
El uso principal del jaguarzo morisco es ornamental, pero también presenta propiedades analgésicas, antiinflamatorias, astringentes y cicatrizantes.