Si pensamos en el rol como algo en movimiento, mutable, donde las decisiones de los jugadores influyen en el devenir general; parece lógico que todo puede cambiar en cualquier momento.
No es que esta sea la única forma de jugar al rol. A veces en mesa tendremos un “Este es el camino”, otras “Ese” será tan solo un camino más.
Como todo en el rol, roleros hay de muchos tipos: los que no se quitan el casco ni para ducharse; los que se lo quitan para comer, para dormir, para cepillarse los dientes o para jugar al twister; y los que se lo quitan cada 6 y cada 3 no saben por dónde anda.
Personalmente prefiero la historia conjunta Evocador/DJ/Master y jugadores, que si tiene que cambiar cambie y si tenemos que acabar por otro lado, que así sea.
Y entonces, ¿cómo se prepara uno para esto?
Bueno, en más de una ocasión hemos hablado de que si existe un patrón del rol, un buen candidato sería Heráclito, ya que sabía que jamás nos bañamos en el mismo río, porque sus aguas siempre son otras. Una misma partida jugada dos veces, más aún con grupos distintos, no tiene por qué ir igual; de hecho lo normal es que acabe de forma diferente y que su desarrollo sea distinto, sobretodo si el Evocador está dispuesto a ello.
El problema viene a la hora de preparar la partida. Porque entrar en un sandbox supone tener en cuenta que todo suma y crea; y que si pretendemos aferrarnos rígidamente al trabajo previo, las arenas se volverán movedizas.
Soluciones, como los colores, hay muchas. Pero aquí te dejo una bala por si te decides a disparar algo exagerado:
Prepara escenas, tan detalladas como quieras, con los inicios y finales lo suficientemente abiertos como para que sean intercambiables, de forma que si no sirve en la partida en curso, valga para otra. Así, si los jugadores no van al pequeño pueblo costero donde se cocerá un horror primigenio, pasan de acompañar al pobre ratón que quiere volver sano y salvo a casa (al ladito de lo más oscuro de Darkheather), deciden lanzar estrellas al polvo y unirse a los bandidos que andaban persiguiendo (o viceversa) o en lugar de enviar una empanada de c4 a la sede Fanhunter de Carrasclas de la Botija, se dedican a montar actividades frikis clandestinas… si pasa algo de eso, que en lugar de caerles neveras del cielo hasta que hagan lo que quieres, te plantes con un: venga, se cambie el chip y empiece a brotar algo sobre la marcha.
Si tienes varias piezas, el problema de la inmediatez ya no es tal. Por no hablar de que estar dispuesto a incorporar lo que los jugadores vayan creando hace la mitad del trabajo.
Es liarse un poco, cierto; y también es verdad que un juego así pide a los jugadores bastante más que plantarse frente al Master y tirarle dados. De hecho lo de Evocador viene justo por lo contrario, por sugerir el medio y que ellos hagan; por parte de los jugadores tan solo hace falta ganas.
Pero como te decía al principio, no todo es blanco o negro. Y, si te ha dado vértigo, piensa que unas veces se puede jugar así y otras de otro modo. Normalmente te gustará más una forma que otra, pero podrás defenderte en todas. Y si de lo que se trata es de probar otras experiencias, que evoque o dirija otro con otras tablas.
Sea como sea, si te lías a montar una partida abierta, Evocador, piensa que esto solo tiene sentido cuando acaba. Durante el viaje lo más importante es disfrutar y pasar un buen rato.