Hojas glaucas se lanzan al vacío unidas a las ramas por un cordón de seguridad, mientras tubos amarillos ofrecen el toque vivo y vibrante del gandul o tabaco moruno en su máximo esplendor.
Se trata de un arbusto de la familia de las Solanaceae, leñoso, glabro, que lanza uno o varios troncos de ramificación abierta, madera frágil, corteza fisurada con los años y ramas con una película cérea, pudiendo alcanzar alturas de 5m.
Crece en terrenos alterados de baja altitud, reconquistando el espacio arrasado por la acción humana.
Se introduce en España a finales del siglo XIX como planta ornamental; primero en el archipiélago canario y más tarde en la península.
Pese a ser una especie invasora, no parece ser un problema demasiado serio para las especies autóctonas, aunque, dada su facilidad de dispersión mediante semillas, pueden llegar a competir con estas por los recursos. En la Comunidad Valenciana se considera una especie exótica sometida a régimen de limitación.
Sus hojas son grandes, de 3 a 15cm, largamente pecioladas, perennes, simples, alternas, ovaladas y puntiagudas, con un limbo ovoidal-oblongo de margen entero, de 3 a 10cm, y un peciolo de 4 a 5cm.
Durante todo el año, especialmente en verano, echa sus características flores amarillas de cinco piezas, en forma tubular acampanada de unos 3cm de longitud.
El fruto presenta la forma de una cápsula de entre 7 y 10mm, parduzca, erguida y con numerosas semillas de pequeño tamaño que permiten multiplicarse a la planta con asombrosa facilidad.
En su lugar de origen (Sudamérica) se ha utilizado tradicionalmente en rituales debido a su toxicidad, pero es esa misma toxicidad la que hace poco recomendable su consumo.
La medicina popular la ha utilizado ampliamente. Ya sea aplicando las hojas frescas directamente o machacadas, mezcladas con aceite o manteca, para tratar granos, verrugas, hemorroides, dolores reumáticos, llagas, dolor de cabeza y fiebre, hinchazones, picaduras de avispas y dolor de muelas. También se usa en infusión para lavar heridas infectadas.