Columnas de flores que surgen de entre el herbazal hasta situarse cara a cara, a la altura de nuestros ojos. Solo al acercarnos y mirar abajo podemos apreciar las enormes hojas de un potente verde oscuro que crecen bien cerca del suelo.
El acanto o herba carnera es una hierba perenne rizomatosa de la familia de las Acanthaceae de tallo simple y erecto que termina en sus características inflorescencias florales.
Las hojas basales son grandes (pudiendo alcanzar el metro de longitud), de un intenso verde oscuro y con un peciolo de unos 50cm. Son elíptico ovadas y con el limbo marcadamente dividido hasta cerca de la mitad (pinnatífidas).
Las hojas superiores son pequeñas, sin pedúnculo (sésiles), ovado-lanceoladas y espinosas en el ápice.
De abril a junio crecen sus flores en inflorescencias densas situadas en los tramos superiores de altas espigas. Las flores surgen en las axilas de una ancha bráctea inferior, dentada y espinosa y otra superior entera de color púrpura. La corola presenta forma de labio trilobulado de color blanquecino con nerviación purpúrea.
El fruto es una cápsula coriácea, ovoide, de unos 3cm, que se abre al madurar sobre la planta dejando caer de 2 a 4 semillas, arriñonadas, de color pardo.
El término Acanthus proviene del griego Acantha y quiere decir espina o hierba espinosa.
El epíteto latino mollis hace referencia a la cualidad flexible, blanda o tierna.
El principal uso del acanto es el ornamental, debido a sus grandes hojas y sus inflorescencias.
En cuanto al uso medicinal presenta propiedades expectorantes, emolientes, aperitivas, coleréticas, tónicas, astringentes, antiinflamatorias, antidiarréicas, vulnerarias y cicatrizantes.