Se trata de una planta anual o bianual de la familia de las Malváceas que alcanza entre los 20 y los 50cm. Presenta un tallo rojizo e hirsuto y cierta pilosidad estrellada.
Crece en terrenos de cultivo o baldíos, en bordes de camino, escombreras o cerca de barrancos. Pasado su tiempo de vida, rebrota de la raíz o el tallo viejo.
Sus hojas son alternas y lobuladas en 5 segmentos. Las inferiores o basales pueden alcanzar los 20cm de limbo, son pecioladas y presentan los lóbulos redondeados y poco pronunciados. Las medias y superiores presentan unos lóbulos angulosos, casi agudos.
De marzo a junio surgen sus flores en fascículos axilares en grupos de 2 a 8. Estas están soldadas solo en la base y presentan 5 pétalos 2 o 3 veces más largos que el cáliz, de color violáceo o rosado y que presentan una especie de bocado o hundimiento de su parte terminal.
La Lavatera cretica se parece mucho a la Malva sylvestris, pero esta última alcanza menor altura, tiene flores más grandes y frutos menores. No obstante, la mejor forma de diferenciarlas es por las brácteas que hay bajo los pétalos, ya que estas son considerablemente más alargadas en la Lavatera cretica que en la Malva sylvestris.
Sus frutos crecen en forma de esquizocarpos, formados por de 7 a 9 mericarpos lisos.
El término Lavatera proviene de los hermanos Lavater, médicos y naturalistas.
El epíteto cretica es un termino de origen latino que hace referencia a la isla de Creta.
En cuanto a su uso, la malva bastarda presenta propiedades protectoras de la piel y mucosas, antirreumáticas, calmantes de la tos, emolientes y laxantes. Pero ante todo, es una especie que coloniza territorios que hayan sido removidos, devolviendo al suelo su agarre y vegetación.
