El rol es un enano en Moria, los primeros pobladores de Lockhaven, un fremen en las entrañas de su Arrakis, un utar en equilibrio con su AOR, un colono arraigado a sus nuevas tierras o un indio negándose a abandonar las que siempre recorrió.
Es capaz de resistir hasta las últimas consecuencias. Y aunque no se vuelva a jugar, queda latente: siempre se hojean libros, recuerdan partidas, montan blogs o cuentan batallitas, y sigue presente aunque sea en forma de hábitos, habilidades y costumbres que utilizamos en otros ámbitos.
Pero al igual que los hijos de Durin regresan a su viejo reino, en cuanto sale la oportunidad, vuelven a cabalgar los indios, a vestir su capa los Guardianes y a caminar los titanes junto a la Roca y el Trueno.
Vamos, que a la mínima que se puede, se vuelven a coger los dados; porque si se mantiene latiente, aletargado, no es por otra cosa que por ponerse de nuevo sobre la mesa. Ya que si bueno es hablar de ello, mejor aún es jugarlo.
Así que, coge los dados, Evocador; sentémonos y creemos historias.