¿Qué haremos cuando todo acabe? ¿Volveremos a casa? ¿Seremos los mismos?
¿Acaso no dejamos parte nuestra en el camino?
¿Acaso la pólvora y las balas no nos arrancaron pedazos?
¿Acaso no nos engulló esta frontera bella y hostil, ofreciéndonos algo de ella?
¿Acaso no entendéis que la vuelta solo es posible en el recuerdo?
Pues si algo hubo realmente, aquí ha de seguir. Solo cae aquello que sobra, como la cáscara quebradiza de la herrumbre. Y todo cuanto incorporamos no somos sino nosotros mismos templados en otras circunstancias.
Así que, cuando todo acabe, no importará si volvemos o nos quedamos. Porque ahora sabemos que con poco podemos mucho, que somos capaces de andar sobre la nada, que, vayamos a donde vayamos, la casa somos nosotros y que, si bien más completos, jamás hemos dejado de ser nosotros mismos.