A principios de agosto viajé a los nortes astures, concretamente a la zona costera.
Y como suelo hacer siempre que tengo oportunidad, además de visitar algunos de los lugares que las buenas lenguas tuvieron a bien indicar, también deambulé. Porque para conocer un sitio no solo hace falta recorrer; me gusta vagar sin rumbo fijo, pasear y sencillamente observar.
Y en esos paseos sin meta, con pies tranquilos y ojos abiertos, aparece una vegetación húmeda y fresca: musgo, helechos, avellanos, pinos, abedules, hayas y magníficos robles.
Lugares donde el “entrar al bosque” cobra verdadero sentido, pues todo crece, cubre, trepa y arraiga hasta construir su propio espacio donde el sol, el viento y la lluvia entran filtrados y la sombra protege en verano.
Lugares recónditos que guardan en sus entrañas el discurrir de un río o el alegre correteo de un arroyo sobre piedras. Y crecen más altos los arboles, como protegiendo, y surgen las zarzas con rojos vivos y negros suculentos.
Espacios tan especiales que hasta el ser humano decide aportar.
Al salir, todo se ve distinto. El techo verde y tupido da paso a un azul cambiante que juguetea entre la suave lluvia y el sol potente.
Entonces se observa el llano y roza el viento en gris rocoso y afilado y en verde vivo de pasto. Desde allí se observa el mar, lejos, abajo, y cómo este respira, bramando y bufando, al entrar en el corazón de la tierra con las mareas.
Pero también es hogar de otros: arboledas moteadas de eucaliptos y una zona donde se yerguen gigantescas, espinadas e interminables secuoyas de blanda y agradable corteza que ofrece la increíble protección de 30cm de espesor.
Es un territorio distinto, que construye su propio medio y en este alberga una suerte de oscuridad y verdor que fascina, impresiona, conecta y, sin ningún lugar a dudas, da cabida a la multitud de leyendas con que, al igual que la suave y constante lluvia, se regaron durante siglos estas tierras.
Otro sitio para volver, para entrar y perderse de nuevo, sin esperar encontrar más que lo que vaya apareciendo por delante.