—Vamos a ver. Acabas de entrar en ese nido de víboras solo por una res; contra toda lógica sales con vida y ahora, en lugar de poner millas de por medio, ¡quieres hacer eso!??
—Es importante.
—¿Importante? Importante es llegar de una pieza con la mayor parte del ganado. Lo tuyo no es nada, tan solo una estupidez.
—Funciona.
—¡Qué demonios! ¡Cómo va a funcionar??
Pero Jerry ya no escucha. Es un buen tío aunque demasiado loco y cabezón como para haber sobrevivido los años que lleva a la espalda; y sin embargo ahí está, cabalgando hacia el oeste.
Remonta la colina y en la cima se coloca de lado, irguiéndose sobre su caballo, recortando una figura, grave y solemne, sobre la mitad incandescente del sol de poniente. Y se extiende eterna su sombra monumental por la ladera bajo un cielo arado de nubes enrojecido por el ocaso.
—Será cabrón…