
Hace tiempo hablamos de naturaleza y rol. El tema germinó a partir de ratones y Hom-maCenses naturales y ha ido arraigando con toda una serie de juegos a los que me he ido acercando a cotillear y que, a buen seguro, den buenos nutrientes.
Hoy vengo con tríada: peli, serie y juego de rol (por no hablar de novelas y cómics que haberlos… haylos). Hoy quería charlar un poco de Cristal Oscuro y su relación con la naturaleza.
Y es que Cristal Oscuro no existe sin Thra: el planeta donde se narra la historia que, en todo momento, se trata como un ente viviente: una suerte de Madre Tierra. Como en Gaia, todas las criaturas forman parte de Thra, son ella y a ella regresan cuando mueren para volver a renacer.
El mundo entero responde a una armonía ecológica a caballo entre la red vital de Humboldt y cierto animismo panteísta de tipo telúrico. A ese ecosistema llegan los Místicos y los Skeksis (hay más chicha, pero lo dejamos para otra charla), desde más allá de las estrellas. Mientras los primeros armonizan con Thra, los segundos se erigen como Señores, alimentándose de ella para aumentar su poder y engañar a la muerte: «sobre-sobrevivir». Esto lo hacen a través del Cristal, fuente de energía del planeta que se dedican a absorber, hasta el momento en que el Cristal se rompe y aparece el Oscurecimiento que afecta a todo, vuelve hostil a la misma Thra y transforma el Cristal en Cristal Oscuro… Puede que el Oscurecimiento sea una defensa o un síntoma, pero todo apunta a una enfermedad terminal; lo que está claro es que afecta a todo lo que existe en ella, Skeksis incluidos. Estos, al no poder absorber la energía del Cristal, la acaban consiguiendo extrayendo la esencia de los seres racionales que viven en Thra, especialmente de los Gelfling, quienes ya no podrán volver a ella tras su muerte.
Así, los Skeksis se vertebran a costa del mundo que pretender gobernar, de tal modo que su existencia y perpetuación como Señores del Cristal, tiene como coste el planeta entero.
La naturaleza en Thra es rica, extraña, omnipresente e increíblemente variada; un impulso creativo con tal infinidad de detalles que marca la certeza de que hay mucho más de lo que se nos muestra. Ese mundo rico, lleno de maravillas (a veces benigno, a veces peligroso; siempre magnífico), debería aparecer en las partidas envolviendo y afectando todo cuanto existe, de forma que quede claro que todo cuanto le ocurra a Thra, acabará afectando a los pjs (personajes jugadores).
Ese tono, ese jugo de juego, convierte la lucha contra los Skeksis y contra el oscurecimiento, en una lucha por la supervivencia de uno mismo y del lugar en el que se habita: la Oikos o casa. Es el combate de lo pequeño contra lo poderoso, del vivir en el entorno o a costa de él intentando calmar una sed insaciable de poder.
En el juego, los personajes, meros Gelfling, tienen difícil su cometido y parece que poco o nada pueden hacer; pero claro, no hay tiempo para lamentaciones cuando lo que está en juego es el lugar en el que hemos de existir.
Así que, Evocador, si quieres un mundo extraño, vivo, variado y una causa clara y justa, difícil de conseguir, aquí tienes un buen ejemplo. Y si te animas a lanzar dados…
Recuerda que todos somos Thra.