Jordi contreraS

Evoco contextoS

Regresos

Volví al rol de forma activa para pasear la mente, ya que el cuerpo tocaba tenerlo en casa. Ahora, casi cinco años después, sigo disfrutando con los dados, las líneas escritas o pensadas y el jaleo en mesa; si bien, no del mismo modo.

Pensar las cosas con la perspectiva del tiempo, rememorar en definitiva, ofrece una nueva visión alimentada con el mantillo de lo vivido. He vuelto al rol con hijos, para otros, por seguir creando algo en solitario, en mesa con los míos y también con quienes han querido unirse.

Al final esta actividad, como tantas otras, se ha reincorporado al que habla de forma complementaria, tal y como deben hacerse las cosas cuando son para uno mismo. Y me ha removido los adentros, tanto en las partidas como en la preparación, ese proceso creativo que carga sal y pimienta a la vida y que cuando detona se te lleva, feliz como una perdiz, sin pedir permiso.

Casi cinco años después, sigue siendo igual que los primeros días: es ponerse a ello y todo fluye de nuevo, con la claridad de cualquier relato: mueve maquinaria pesada, eriza neuronas y, una de las mayores ventajas, invoca las ganas. Asomarse a este proceso, ya sea para crear en solitario o para construir en la mesa de juego: sigue siendo genial, efervescente, atrayente y efectivo.

Así que, querido evocador, sea por primera vez o en segunda vuelta, cuando te sientas a la mesa, aferra esos dados, déjate llevar y disfruta de esas partidas como nunca o tanto como antes, aunque ahora sea distinto.

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