Planta perenne de la familia de las Asteraceae que crece a partir de una raíz pivotante, lanzando sus tallos alados, tormentosos y acostillados hasta alcanzar alturas de entre 30 y 80cm.
Suele crecer en herbazales, campos de cultivo y caminos cerca del litoral, en el suelo arenoso de las dunas. Pero la he encontrado, aquí en el parque del Turia, entre campos de cultivo y la orilla del río, anclando su raíz profunda en la tierra que se acumula a pocos metros del agua.
Sus hojas son de color glauco armada con numerosos pelos en el haz y el envés para protegerse del sol. Las basales pueden superar los 30cm de largo y unos 5cm de ancho. Las superiores, carentes de peciolo, crecen con la parte inicial abrazada al tallo, presentan lóbulos triangulares a lo largo del limbo y una forma ovada o lanceolada en la terminal, culminada con una espínula cónica (que no pincha) de hasta 1mm.
De abril a julio (aunque actualmente puede encontrarse con flores mucho más tarde) lanza sus capítulos radiales repletos de flores, hilosas y hermafroditas, de un vistoso tono morado, sobre brácteas intercaladas con entre 5 y 7 espinas rígidas.
Su fruto es en forma de aquenio oblongo, de forma elíptica, amarillo pajizo con líneas longitudinales pardas y doble vilano persistente.
El término Centaurea proviene del griego kentaurós en referencia a los seres mitológicos, mitad hombre, mitad caballo, y más concretamente a Quirón, profundo conocedor de las propiedades de las plantas.
El término seridis es un epíteto de origen latino.
La bracera marinaa una nota de color vivo a la pálida arena del litoral. Color que ofrece a su medio, además de anclar el disperso suelo en el que clava su honda raíz.