Bajo el sol, sobre caliza y suelo pedregoso, surgen los telos blancos, traslúcidos y fantasmales de la nevadilla o herba de la plata.
Se trata de una hierba perenne de cepa leñosa, tallos nudosos y enmarañados, que se extiende por el suelo alcanzando una altura de entre 5 y 15cm.
Crece en matorrales y pastizales secos, en suelos calizos pero también en arenas graníticas y zonas pedregosas al sol.
Sus hojas describen una forma de linear a lanceolada, son opuestas, pequeñas, ligeramente carnosas con un tono entre verdoso y rojizo y con pelillos en ambas caras.
De marzo a junio lanza sus pequeñas flores hermafroditas, envueltas por brácteas membranosas desiguales de aspecto níveo/plateado al que hace referencia su principal nombre común. Estas flores están agrupadas en inflorescencias apretadas con forma casi esférica que se sitúan en las partes laterales y terminales de los tallos.
Su fruto en urtículo, pequeña vesícula cubierta por los sépalos, contiene semillas lisas de color castaño oscuro.
El término Paronychia proviene del griego y significa panadizo o uñero en referencia a una mata que cura estas afecciones.
El epíteto latino capitata significa “con cabeza” por la forma casi esférica de sus inflorescencias.
La nevadilla o herba de plata tiene propiedades diuréticas e hipotensoras. El nombre sanguinaria hace referencia al uso tradicional de esta planta como depurativa de la sangre.
Aparte, debido a su porte y coloración pueden soportar condiciones de escasez y exposición solar superiores a muchas otras, asegurando la presencia de vegetación en suelos que de otra forma acabarían presentando aridez.