En primavera, entre enjambres pilosos sobre nido verde, emergen, en azul intenso, las flores de la borraja.
Se trata de una planta de la familia de las Boraginaceae, llamativa, densamente pilosa, que crece en suelos alterados y herbazales nitrófilos, pudiendo alcanzar los 50cm.
Las hojas son oblongo lanceoladas, alternas y simples, con el margen ligeramente dentado. Las basales tienen 15cm de peciolo y limbo de 15x10cm. Mientras que las caulinares (superiores) tienen un peciolo de 6,5cm de largo y limbo de 8x6cm.
Entre febrero y junio florece en racimos terminales que penden como si de frutos se tratase. Las flores constan de 5 pétalos estrechos y triangulares terminados en punta, principalmente de color azul o morado, pudiendo haber ejemplares rosas y blancos.
El término Borago proviene del latín y al parecer también del árabe Bu araq (padre del sudor) haciendo referencia a sus propiedades sudoríficas.
El epíteto latino officinalis designa todo ese tipo de plantas que por sus propiedades medicinales se almacenaba, en algunas casas o monasterios, para futuros usos.
Los órganos aéreos de la borraja presentan sustancias tóxicas por lo que no pueden consumirse sin tratarse previamente. Motivo por el cual las flores se secan antes de utilizarse.
El uso principal de la borraja es el gastronómico. Y aunque está extendido por toda España para comer sus tallos y hojas tanto crudos, como hervidos, salteados, majados o incluso fritos y endulzados como postre, una de las regiones que la han acogido especialmente es Aragón, donde la planta viene a ser un referente de su gastronomía.
Además, la borraja presenta propiedades diuréticas, antiestrés, emolientes de la piel, tonificantes y (como refleja su nombre genérico) sudoríficas, extraída esta última mediante la infusión de sus flores.
Popularmente se dice que algo queda en “agua de borrajas” cuando al final no ha tenido ningún trascendencia, debido al sabor ligero de la planta. Pese a que, tal y como hemos visto, queda más que manifiesta la importancia de esta vistosa y peculiar especie: a veces es lo sutil lo que acaba perdurando.
