Largos tallos limpios se dividen al llegar a su cima en diversos radios: una explosión que dispersa en botones agrupados las pequeñas flores blancas de la fenollosa o guillonea.
Se trata de una hierba de la familia de las Apiaceae/Umbelliferae que puede alcanzar los 120cm, de tallos glabros estriados con nudos engrosados a partir de los cuales comienza a ramificarse.
Es una planta endémica de la zona del levante ibérico que crece en zona soleada de matorrales secos. Pasa el invierno reducida a un amasijo de hojas secas, conservando los nutrientes necesarios para sobrevivir en la raíz. Su época de mayor actividad tiene lugar en verano.
Sus hojas, de color glauco y limbo muy reducido, dividido en lóbulos cortos, son tormentosas, dentadas y acabadas en punta corta y estrecha.
Sus frutos, de unos 10mm y color verdoso, son elípticos, se dividen en partes iguales al madurar: en alas de 3mm, glabras, con las costillas primarias que resaltan por su margen engrosado y densamente peloso.
Florece de julio a septiembre, cuando apenas hay plantas que esgriman flores, lo que junto a su altura las convierte en el menú principal de los insectos de temporada.
En la parte terminal de cada radio, genera conjuntos (umbélulas) de pequeñas flores blancas con brácteas numerosas, ciliadas y más o menos curvadas hacia atrás y pétalos oval-lanceolados con la parte superior obtusa y la cara externa lanosa. De un mismo tallo surgen varios radios, repitiendo esta estructura describiendo una forma similar al esqueleto de una sombrilla que se denomina umbela.
La Guillonea scabra pertenece a un género monotipo que fue nombrada inicialmente por Cavanilles en 1792 como Laserpitium scabra. El epíteto scabra proviene del término latino scabrum (rasposo, rugoso).