Allá donde la tierra fue removida, los manojos de verde intenso coronados de pequeñas flores blancas de la rabaniza blanca, devuelven la naturaleza al territorio perdido.
También conocida como oruga silvestre, rucla o citró, es una hierba herbácea de tallos erectos cubiertos de pelos que puede llegar a los 50cm de altura. Tiene una raíz que se extiende alrededor de un eje central.
Aunque puede vérsela durante todo el año, abunda en otoño e invierno en campos de cultivo, herbazales nitrófilos y terrenos removidos. Germina después de las primeras lluvias y en pocas semanas florece.
Sus hojas son de un verde intenso, irregulares, y con el limbo dividido hasta cerca de la mitad de su anchura (pinnatífidas), hasta el nervio medio (pinnatisectas) o hasta hasta más allá de la mitad de la mitad del limbo (pinnatípartidas).
Las hojas basales están dispuestas en roseta. Las superiores, dispuestas a partir del tallo, con frecuencia están ensanchadas en la base.
Sus flores aparecen durante todo el año, principalmente de otoño a primavera, son blancas o tenuemente rosadas, con 4 pétalos en forma de cruz y 6 estambres en 2 niveles que junto al cáliz están en la misma flor.
Las semillas se presentan en vainas en doble disposición.
El témino Diplotaxis del griego “doble orden” hace referencia a la ubicación de las semillas: en dos hileras en el fruto.
El epíteto latino erucoides significa “como eruca”.
Su uso principal es gastronómico. Las hojas basales se colectan en otoño, cuando aún están tiernas. Se pueden hervir y mezclar con otras hierbas y también consumir en ensalada, ofreciendo en ambos casos un sabor picante.