Jordi contreraS

Evoco contextoS

Bituminaria bituminosa, hierba cabrera, herba cabruna, trébol hediondo, trèvol pudent.

Paseando por los caminos, a uno y otro lado, puedes encontrarte con las hojas verde intenso de olor penetrante y los pompones violáceos alzados sobre tallos altos de la herba cabruna.

Esta planta vivaz de la familia de las Leguminosae tiene tallos erectos, estriados y poco ramificados que oscilan entre 30 y 100cm de altura.

Sus hojas son imparapinnadas (compuestas por foliolos impares que crecen de forma opuesta) con 3 foliolos de nervios marcados, peciolados y provistos de pelos y glándulas que son las causantes del penetrante olor a betún que le otorga los nombres vernáculos de trébol hediondo o trèvol pudent. Los foliolos basales son ovados, subglabros y más pequeños que los del tallo o caulinares; estos últimos son linear lanceolados y ligeramente pubescentes. 

Las inflorescencias son pedunculadas con cabeza densa, mucho más largas que las hojas axilantes y agrupan de entre 15 y 25 flores hermafroditas, azul-vióleta, con cálices de unos 14mm en 5 dientes más largos que el tubo, con numerosos pelos setáceos (estrechos y alargados como hilos de seda) concentrados en los nervios.

El fruto es una legumbre monosperma (con un solo óvulo o semilla), ovoide, de medio centímetro de tamaño, muy espinosa y velluda, provista de un pico arqueado, ancho y aplanado de unas dos veces mayor que el cuerpo del fruto.

El término Bituminaria proviene del latín bitumen (betún) y el sufijo -aria (posesión de), en relación al fuerte olor a betún que genera la planta.

El epíteto bituminosa proviene del latín bituminosus, -a, -um (bituminoso).

Entre sus usos está el cultivo forrajero, tradicionalmente se utilizaba como pasto para las cabras, de ahí el sobrenombre de herba cabruna o hierba cabrera. Además presenta cualidades interesantes para la farmacología debido a sus componentes y principios activos. 

En cuanto a su entorno, la hierba cabrera es una aliada, como tantas otras plantas del bosque mediterráneo, del suelo en el que arraiga, preservando el equilibrio que lo mantiene a salvo de la erosión y restaurándolo al tener la capacidad fitoestabilizadora de absorber mediante sus raíces materiales nocivos como los metales pesados y transformarlos en compuestos inocuos.

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