A uno y otro lado sobresalen erguidas, coronadas de rosado, las columnas perennes de los brezos de invierno.
La Erica multiflora es un arbusto perenne muy ramificado de no más de 2,5m de altura, que habita matorrales, bosques claros, colinas rocosas, suelos calcáreos, pinares y encinares.
Sus ramas rectas de tono acastañado-grisáceo, algo pilosas las jóvenes, acogen en verticilo (brotando de un nudo alrededor del tallo) las pequeñas hojas lineares de entre 6-14mm, verde oscuro, con el margen muy enrollado, de envés casi escondido.
Sus inflorescèncias, situadas en la parte terminal de la planta, rondan los 5cm y muestran pedúnculos glabros, largos, muy finos, rojizos, por debajo de la mitad con 3 foliolos.
Durante casi todo el año produce sus pequeñas flores acampanadas de color rosado muy numerosas y densamente agrupadas.
Su fruto seco, crece en cápsulas que se abren por 4 valvas y carece de pelos.
El término erica viene del griego ereike (erike) y posteriormente del latín erice, – es / Erica, – ae (brezo). El epíteto multiflora proviene del latín multiflorus, multus – a, -um (mucho) y flor, – oris.
Su principal uso es el ornamental, aunque las ramas floridas presentan propiedades diuréticas, antisépticas y sedante de las vías urinarias, en su tratamiento interno. Su aplicación exterior presenta propiedades astringentes, antirreumáticas, antiinflamatorias tópicas y antihemorroidal.